sábado, 3 de noviembre de 2007

Tenemos que Comer ... Vamos a Hacer Mercado



A nosotros nos gusta hacer mercado. Somos de esos que pasan horas metidos allí viendo que hay de nuevo y comparando todo, desde precio hasta porcentaje de grasas saturadas. Cualquiera se podrá imaginar lo que fue entonces entrar aquí al automerado… todo un mundo lleno de cosas desconocidas! Casi no queríamos salir de allí.

Las primeras compras las hicimos cuando aun vivíamos con mi primo. Ellos siempre dijeron que no era necesario que compráramos algo pero Hey! Somos tres bocas más! Ni muertos íbamos a dejar de ayudar con la comida.

Mi primo y su esposa, a quienes por cierto no les gusta hacer mercado, nos dieron una inducción sobre que comprar y que no (ya ellos se habían llevado sus chascos). Esos consejos fueron informativos y divertidos porque ellos son muy apasionados al hablar, así que la cosa iba más o menos así:

“Nunca, nunca, nunca compres salchichas que no digan American Style, porque estas otras saben a hígado.”. Obvio que a ninguno nos gusta el hígado.

“Este jugo es lo maaaaaximo”. De hecho es el favorito de Lucho hasta hoy.

“Este queso feta es igualito, igualito, igualito al queso blanco duro”. Y es lo único que de verdad pasa por queso blanco duro.

Así empezamos a conocer las cosas y a hacer “copy-paste” de lo que ellos compraban. Luego ya envalentonados empezamos a probar otras cosas y a llevarnos nuestros propios chascos.

La primera barrera entre la comida y tu es conocer los dichosos nombres en ingles. A menos que ya se traiga algún “background” hay que aprenderse de nuevo los nombres de las cosas más simples como por ejemplo que el perejil se llama “parsley”, el cilantro “coriander” y la albahaca “basil”. No es mala idea ir aprendiendo desde antes de venir.

Para aquellos preocupados por el tema “Ay Dios y que voy a cocinar” comento que aquí se pueden hacer las comidas normales, es decir los mismos platos de siempre, con algunas variaciones menores. No hay nada de que estresarse por ese lado. Y si les gusta inventar pues hay mucho de donde escoger. Ah y si, se consigue harina de maíz.

Hay cosas que si se extrañan. Yo por lo menos extraño los quesos porque los prefiero blancos (quien prefiera los amarillos llego al Paraíso Perdido). Al menos en Sydney, y hasta ahora, no hemos dado con nada parecido a un quesito guayanés, telita o de mano . Un palmizulia? Ni de lejos. Quesito Paisa? Bueno, algunos podrán decir que hay cosas similares pero una verdadera ratona de queso blanco como yo lo come a regañadientes. El queso feta (uno de ellos) si pasa bien por queso blanco rayado, Lucho lo come sin problemas.

En fin… son pocas las cosas que no se encuentran y hay un montón por conocer. Yo, sin embargo, seguiré llorando mis quesitos blancos.

Aquí los venezolanos somos creativos tratando de aprovechar los cupos en dólares. Yo pensé que me la comía cuando le dije a mi esposo “ya se! hagamos mercado por Internet!”. Y así me metí en la página correspondiente del Woolies y me registre para hacer el mercado por Internet que te traen hasta la puertita de tu casa, es mas, entran y te lo ponen en el tope de la cocina. Ah! Que ingenuidad la mía…

La cosa te la ponen fácil, hay una lista de todo, inclusive en el mismo orden que tienen en los pasillos… cosa que no nos servia de nada ya que no conocíamos el orden. Y los precios? Como saber que era caro y que no? Bueno… he aquí el vuelton que dimos.

Primero fuimos al mercado y anotamos todo lo que queríamos, con precio y todo. Pero no compramos nada. Regresamos a Internet, y vimos de nuevo la lista. Yo fui buscando producto a producto y compre desde limpiadores hasta vegetales y frutas. Claro, tuve mis dudas, pero igual hice la compra.

Al día siguiente nos llego el mercado. Inmaculado en sus cajas. La cara de mi esposo fue cambiando cuando vio que en las cajas venían: un tomate (uno solo), un pepino (uno), una zanahoria (una), una bolsa de cebollas (una malla como de 2 kilos), un tallo de celery que fácilmente podía pasar por una planta de jardín (se llaman “bunch” para que agarren el dato), una patilla enorme, mostaza en granos (??!!!), como 3 potes de desinfectante, misma marca, distintos olores, etc etc etc. Yo todavía no puedo me puedo explicar que paso porque cuando entre a revisar mi pedido en la pagina comprobé que lo que llego fue exactamente lo que pedí ¿Que??!!!… será que había bebido y no me acuerdo??? Bueno, debut y despedida para los mercados por Internet.

Fuimos a hacer nuestros siguientes mercados a “patita” lo cual no es grave dado que estamos a tres cuadras del Westfield. En esta parte de la ciudad te permiten llevarte el carrito de mercado hasta tu casa, allí lo dejas y luego en la noche pasan los camiones y se los llevan. Eso nos evito caminar con el bolsero encima o hacer muchos viajes al mercado. Sin embargo, nos enfrentamos a otro reto por superar: controlar el dichoso carrito.

Mientras estas en el automercado se portan muy bien, se detienen donde tu quieres, caminas si los empujas… pero en cuanto sales de allí asumen su verdadera personalidad y hacen lo que les da la gana. Tu lo llevas a la derecha, se va a la izquierda, lo quieres parar y sigue de largo, cuado quieres que avance se estanca, se va de lado amenazando con voltearse y tirarte todo el mercado en la calle justo cuando vas cruzando en el semáforo. Unas cuantas visitas al mercado y el “carrito: se convierte en “el carro del c… ese” o “la ve…esa”. A mi, como todas esas “pasaderas de trabajo” me parecen divertidas, me iba todo el camino riéndome del asunto y haciendo contrapeso para controlar el carrito. Para que amargarse por lo inevitable?

Me esta quedando largo este cuento pero tengo que comentar que el primer mercado (ya al estar uno en su casa) pega duro en el bolsillo. Dependiendo de cuantos sean en la familia puede estar entre $500 y $600. Y para que ajusten sus presupuestos: nosotros gastamos en promedio entre $150 y $200 por semana (2 adultos y un niño), sin comprar delicatesses pero tampoco negando ciertos gustos.

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